Un importante hallazgo arqueológico quedó al descubierto en el marco de las obras de la fase dos del proyecto minero Quebrada Blanca, que impulsa la empresa canadiense Teck en la costa de la Región de Tarapacá, 60 kilómetros al sur de Iquique. Se trata de cuatro fosas mortuorias, en excelente estado de conservación debido a las variables climáticas y geográficas del sector, y que, según la observación preliminar, podría corresponder a restos humanos del período Formativo Temprano, entre el 1100 A.C. al 400 A.C., aunque aún deben realizarse las pruebas que arrojen su datación exacta.
Mientras se hacían las excavaciones en la zona donde se construye el puerto para el proyecto minero, se realizó un “hallazgo no previsto”, como se denomina al hecho de encontrar restos arqueológicos no presupuestados. Con la coordinación de la oficina de Gestión de Proyectos Sustentables (GPS) del Ministerio de Economía, se ha establecido un trabajo y diálogo conjunto con la Subsecretaría del Patrimonio Cultural, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) y Teck. Así, el CMN entregó las directrices para el tratamiento de este hallazgo, dejando un amplio espacio para las excavaciones, y en febrero de 2020 un equipo multidisciplinario de Teck, compuesto por arqueólogos, antropólogos físicos, conservadores y geomensores, llevaron a cabo las obras de rescate.
Producto de las condiciones salinas del suelo, la falta de lluvia y baja humedad relativa, los restos humanos se aprecian momificados, con sus ropas completas -incluidos turbantes y sandalias de cuero de lobo marino- de vivos colores y avanzada técnica de confección, así como una serie de elementos que dan cuenta de su forma de vida (espacios de cocina, de habitación y múltiples instrumentos, adornos, cestería, anzuelos, esteras y elementos de caza, entre muchos otros). Un hallazgo que sirve para conocer el pasado del territorio y constatar que estos pueblos originarios tuvieron una eficiente adaptación a un entorno más bien adverso, como es el desierto, pero aprovechando todo lo que el mar tenía para ofrecer.
“El patrimonio cultural es parte fundamental de un desarrollo integral de las sociedades y este proyecto es un ejemplo de que con trabajo conjunto entre las partes y con un diálogo abierto se pueden compatibilizar de buena manera proyectos de inversión que son muy relevantes para el país y las regiones, poniendo al frente la necesaria protección y rescate del patrimonio. Los hallazgos que se han realizado son muy importantes y dan cuenta de diferentes dimensiones y formas de vida de los pueblos que allí residían y es por ello que seguiremos trabajando conjuntamente para su proyección y puesta en valor futura”, destacó el subsecretario del patrimonio y presidente del Consejo de Monumentos Nacionales, Emilio De la Cerda.
Los resultados de estos trabajos fueron expuestos ante la sesión plenaria del Consejo de Monumentos Nacionales del 19 de agosto, cuyos integrantes destacaron la labor realizada por Teck. En forma unánime, acordaron lo siguiente: “El Consejo acuerda tomar conocimiento de los sitios descubiertos, de excepcional valor y significado, y felicitar el trabajo realizado, de gran calidad. Constatando el potencial científico y patrimonial de los bienes, se acuerda continuar el trabajo conjunto con la empresa, con miras a su conservación y amplia difusión, desde una perspectiva integral, relevando el conjunto de sitios y las diferentes dimensiones de los hallazgos, dando cuenta del asentamiento y las formas de vida de los grupos que poblaron la zona”.
Los trabajos incluyeron una documentación integral de la recuperación, destacando el uso de fotogrametría de precisión, una técnica que permite obtener registros geométricos de todo el proceso de excavación, preservando su información para futuros estudios científicos de los hallazgos, así como también para la socialización de este importante patrimonio cultural. Los hallazgos están resguardados en un espacio debidamente habilitado con control de humedad y temperatura, para que luego de los análisis y estudios respectivos puedan ser trasladados al destino que establezca el CMN.
La empresa continuará estudiando los hallazgos rescatados y remitirá nuevos informes al CMN, de acuerdo con lo establecido en los procedimientos de la institución, que tiene a su cargo el resguardo y protección del patrimonio arqueológico, que es propiedad del Estado. Asimismo, mantendrá el monitoreo arqueológico durante lo que resta de las obras del proyecto.
La labor de la empresa minera de identificar, rescatar y preservar el patrimonio cultural en Tarapacá contribuirá a un mayor conocimiento cultural, arqueológico e histórico de los pueblos originarios de la región. “Teck está comprometida con el desarrollo minero responsable y la preservación cultural en la Región de Tarapacá, apoyando los esfuerzos de la autoridad para preservar y difundir el patrimonio cultural”, dijo Amparo Cornejo, vicepresidenta de Sustentabilidad y Asuntos Corporativos de Teck Chile.
El consejero del CMN Mauricio Uribe, representante de la Sociedad Chilena de Arqueología, valoró el trabajo conjunto entre el Consejo de Monumentos Nacionales y la empresa Teck. “Es uno de los hallazgos más relevantes de los últimos años en el Norte Grande y la forma de trabajo, con intervenciones controladas, nos permite que relevemos este hallazgo completo, en su contexto, sin daños y con total integridad, lo que asegura su valor y relevancia en el ámbito patrimonial y científico. Vemos aquí un verdadero ejemplo de buena arqueología, y es lo que aspiramos conseguir con otros proyectos relevantes y con alto potencial arqueológico”, sostuvo.
El proyecto minero Quebrada Blanca 2 (QB2) es uno de los recursos de cobre no desarrollados más grandes del mundo y contempla la extracción de aproximadamente 1.200 millones de toneladas de mineral, una vida útil inicial de la mina de 28 años y un significativo potencial de crecimiento adicional. Incluye el uso a gran escala de agua de mar desalinizada para la minería en la Región de Tarapacá, en vez del uso de agua dulce.
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